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miércoles, 5 de septiembre de 2012
Sadismo...
El sadismo es una parafilia consistente en una forma de obtener excitación y placer sexual causando dolor o humillación a otro (mujer, varón, niño o animal).
El origen del nombre está en el Marqués de Sade.
El sadismo tiene siempre un carácter sexual aunque no sea explícito. Se sabe que los torturadores disfrutan sexualmente de la tortura. El sadismo implica impulsos sexuales y comportamientos que implican actos reales, no simulados ni fantaseados como en el sadomasoquismo, sin el consentimiento del partenaire (como en el sadomasoquismo) en los que el sufrimiento psicológico o físico y la humillación de la víctima es lo que genera la excitación sexual.
Los actos sádicos pueden involucrar actividades que indican el dominio sobre la víctima: obligarla a arrastrarse, encerrarla en una jaula, inmovilizarla físicamente con cadenas, sogas o esposas, tenerla atada con los ojos vendados, darle una paliza (pegarle, golpearla, azotarla de distintas maneras), pincharla, morderla, quemarla con cigarrillos, aplicarle descargas eléctricas con una picana, violarla, cortarla, intentar estrangularla para dejarla sin respiración sin llegar a matarla, torturarla de todas maneras, mutilarla. Algunos sádicos llegan a matar a la víctima y a otros les alcanza sólo con humillarla.1
El sádico puede violar a la víctima o no, el placer sexual está igual. También puede masturbarse sin llegar a penetrarla, o penetrarla con objetos. A veces sólo el acto de la violación implica sadismo sexual.2
Si la víctima disfruta, como en el caso del masoquismo, ya no hay excitación para el sádico porque es el sufrimiento de la víctima lo que produce la excitación sexual y no otra cosa.
Fuente: Wikipedia
El marqués de Sade, escritor francés Donatien Alphonse Francois, quien protagonizara diferentes escándalos y, denunciado por prostitutas que lo acusaban de drogarlas y golpearlas, fue condenado a trece años de prisión.
Como contestación a las cartas de amor de su esposa, en este aislamiento escribió Sade sobre sus fantasías; entonces elaboró una voluminosa obra censurada durante años y hasta condenada a la quema, pero que circuló clandestinamente por toda Francia, ganando un amplio grupo de adeptos, si bien no al sadismo, sí a su literatura.
El sadismo no es más que la excitación sexual provocada ante el hecho o la fantasía de someter a otra u otras personas a sufrimiento físico o psicológico. El sádico, por tanto, no solo obtiene excitación al inflingir dolor físico, sino también al humillar, someter y degradar a sus semejantes.
Sin embargo, existe una frontera en la cual, al menos los expertos, separan el placer que puede producir la crueldad en un individuo perverso, y e individuo sádico.
Aclaran los estudiosos que el sadismo lleva a la excitación sexual, mientras que la crueldad es el mero deleite que algunas personas suelen experimentar ante el sufrimiento ajeno.
Otras culturas y el sadismo
Algunas culturas distantes de la nuestra pueden encontrar cierto disfrute en diversas prácticas sadomasoquistas. Los indios chocoes, por ejemplo, se excitan sexualmente en el matrimonio con respetivas acciones que a nosotros nos pondrían los pelos de punta; ella clava las uñas en el mentón de su compañero hasta sacarle sangre, y él le da unos fuertes y dolorosos pellizcos que le producen hematomas en las caderas.
Asimismo, los hindúes señalan en algunos de sus escritos siete clases de mordiscos, mediante los cuales obtiene placer sádico quien los da y excitación masoquista quien los recibe.
Es una costumbre muy antigua en la isla de Borneo y otras de Malasia e Indonesia, que el varón atraviese su glande con una varilla metálica llamada kalang, rematada por dos botones metálicos. De esta manera practica el coito, cosa que las mujeres parece agradecer pues muchas de vez en cuando les regalan a ellos algún kalang de repuesto.
En la búsqueda de referentes
Estas conductas sexuales han sido a menudo consideradas desviaciones, aberraciones e incluso enmarcadas dentro de las patologías como “perversión demasiado alejada de lo normal”.
Sin embargo, la desinhibición ha sacado a la luz el hecho de que tales comportamientos forman parte de la vida cotidiana de muchas personas que no sufren ninguna patología “anormal”. Cabe mencionar que la normalización de este tipo de prácticas en el mundo ha llegado al punto de que se celebren encuentros sadomasoquistas en los cuales, además de ofertarse diferentes elementos de tortura y dar seminarios sobre conductas típicamente sadomasoquistas, se especifica también el código de vestimenta que consiste en prendas de cuero, pvc, látex y ropa oscura.
Por eso no es raro que muchas personas consideren a estas posturas sexuales como enfermizas y vergonzosas, y a quienes las practica depravados o desviados mentales. Sin embargo, el número de personas perfectamente sanas que opta por el sadomasoquismo es considerable. No existe ningún problema, siempre y cuando quede claro que son solo roles, juegos sexuales, y que ambas personas asuman el papel erótico que juegan, sin hacer nada que el otro rechace.
Un participante en uno de estos encuentros mundiales publicó: “A través de las prácticas sadomasoquistas no buscamos tanto el placer de castigar y ser castigados, sino más bien la conciencia lúcida de esa fuente de placer y su origen”.
Definitivamente, incorporar ciertos azotes, pellizcos o mordiscos inofensivos, no te convierte en una persona sádica. El juego amoroso admite caricias “calientes”, siempre y cuando no afecten la integridad emocional, física o psicológica de nuestra pareja.
EL SADISMO Y EL BDSM son dos cosas diferentes, infórmate correctamente antes de decir nada. Muy mala info!
ResponderEliminarCierto.
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