miércoles, 29 de agosto de 2012

Intraterrestres: La Cueva de los Tayos Parte 2

El descenso de Moricz a la Cueva.

“Una escala de espeleólogo nos permite pasar los pies sobre el suelo resbaladizo de excrementos de pájaros nocturnos que habitan este agujero vertical (Tayos) // Nuestros dos guardias armados, los jíbaros y nosotros mismos, palas y picos en mano, en poco tiempo limpiamos unos cuantos metros de pasillo // No advertimos ningún rastro de cemento. Estas piedras se ajustan unas con otras al décimo milímetro.


En compañía de José y de un guardia, rehacemos el camino que recorrimos la primera vez y que nos lleva a la primera sala iluminada ... por la columna de cristal. // un disco que cubre la superficie del techo se dibuja encima de nuestras cabezas, un disco claro, cuya débil claridad invade paulatinamente todo el espacio de la gruta ... No es una luz de día; sino una especie de dulce fosforescencia que baña la inmensa sala sin permitir la más mínima zona de sombra. ... ¿Por qué prodigio de ingenio se puede crear semejante flujo luminoso?”.[3]


“Se oye el estruendo de un torrente, el agua irrumpe de pronto dentro de nuestra galería ....” // “ ... La caída del agua obtura completamente la salida // Decido cruzar el agua .. Pasado el muro de agua me hallo en un promontorio sobre el que rompe el agua. Ante mi una caverna inmensa se abre sobre la selva virgen... cuyas proporciones aproximadas son de veinte metros de ancho por treinta de largo. La altura máxima debe estar entre diez y quince metros // Siguiendo el curso de la cascada descendemos hasta la parte más baja de la caverna”


En este punto de la narración los dos exploradores dan con un osario, donde reposan miles de esqueletos sin cabezas.

“Bajo nuestros pies, a través del agua que desborda el lecho principal de la cascada, veo piedras ajustadas, pulidas, gastadas debido a la erosión del agua. Son las losas que dibujan un camino hacia los bordes del bosque de la caverna // Cogidos de la mano, tanto es nuestro temor de caer el vacío, penetramos juntos, o casi, por la angosta puerta a un minúsculo pasillo que se prolonga hacia el interior de la montaña // Cegado por las ráfagas de viento y agua, busco apoyo con las manos en el suelo, para alejar de mi mente la penosa sensación de ya no reposar sobre la tierra firme...”

“Escarbo la tierra húmeda. A unos diez centímetros, mis uñas tocan la roca. Es plana y lisa. .. aparecen losas // nos deslizamos al interior no sin dificultad ... Uno tras otro, bajamos por una escalera de escalones iguales. Una escalera sin fin. El haz de luz de mi lámpara, ahora más débil se pierde en las tinieblas sin encontrar obstáculo ... // Al pie de la escalera tomamos una trayectoria horizontal. Se trata de una galería sin construcción aparente. El piso es de tierra. La roca gris de la escalera es aquí negra y reluciente. Sin embargo no es obsidiana, pero es tan pulida en ciertos lugares que se refleja la luz de nuestra lámpara”


“Después de más de un kilómetro de marcha silenciosa, damos la vuelta hacia el oeste, donde la galería desciende en suaves pendiente. Llevábamos como una hora caminando, cuando desembocamos en una gruta oscura. Nos decepciona comprobar que esta es una cavidad sin mano de obra y techo muy bajo ... tiene también un pequeño lago en medio, pero ninguna caída de agua...esta vez si es un callejón sin salida.”

“Irrumpimos en la gruta que habíamos abandonado unas horas antes. Nuestras lámparas alumbran un gran boquete. El lago se ha secado ... Detrás de esa pared existe otra sala de donde venían esas manifestaciones sonoras que no se parecían a ningún fenómeno natural ... Había en él modulaciones agudas y graves, solo posibles de ser emitidas por animales o seres humanos” .[4]

Después de innumerables peripecias encuentra una puerta.

“A menos de dos metros, se abre una puerta que da a la plataforma. No la había visto! // Nos queda saber si cuando la gruta se llena de agua, y por consiguiente el lago, es ordenado o no es más que un fenómeno natural. Si es ordenado, es evidente que han querido eliminarnos sin conseguirlo, mientras ahora nos abren la vía. ¿Hacia qué otras trampas quieren conducirnos?. ¿Hemos merecido por fin entrar en la ciudad prohibida? ”

“En la oscuridad tres formas aparecen a mi derecha y tres a mi izquierda ... Son formas humanas, de estatura menor que la media normal contemporánea. Su cabeza es alargada y huidiza hacia el cráneo. ¿Portan cascos o un tocado de gran tamaño?.[5]

“Dando la vuelta alrededor de las sombras, descubro un inmenso pórtico, cuyas columnas encuadran la entrada de una galería. // Sentimos la curiosa sensación de caminar sobre un haz luminoso en movimiento, del que emergen nuestras cabezas // La fuente de luz proviene del fondo de la caverna. Una especie de espejo giratorio proyecta sus rayos hacia mí.


Avanzo hacia el centro de la sala ... a mí alrededor y hasta donde la vista alcanza veo un amontonamiento de oro centellante // A mis pies, por todos lados, inmovilizados en las poses más naturales, esqueletos humanos enteramente recubiertos de una fina capa de oro. Máscaras, collares y brazaletes, adornan a los que fueron sin duda los más altos dignatarios de esta misteriosa civilización”.

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